Jugar bien al fútbol no lo es todo como se pudo ver ayer en el choque entre Roma y Real Madrid. Un equipo blanco bien plantado desde el primer minuto, con un Robben impresionante que se iba una y otra vez de los laterales romanos, se adelantó en el 8 de la primera parte con un gol de Raúl, de pícaro, como es él, desviando un disparo de Guti.

La Roma no sabía como defenderse del aluvión blanco encarnado en el extremo holandés que, buena noticia para los blancos, ha vuelto por sus fueros y demuestra que está al nivel de los grandes en la posición como Leo Messi o Cristiano Ronaldo (bueno, lo reconozco, igual estoy hablando muy alto).

En estas, tras un gol bien anulado a Van The Man y un fallo garrafal de Raúl, a pase, como no, de Robben, la Roma intenta un balón en largo que Mancini deja atrás para Totti, Gago rechaza y David Pizarro la engancha y la mete dentro.
El Madrid, como la semana pasada en Sevilla, se encuentra mediada la primera parte con un empate, justo cuando mejor está jugando.

No obstante el equipo blanco siguió apretando, confiado en meter el segundo, que se les resistiría ya durante todo el partido. Primero Van Nistelrooy y luego Gago fallaron sendas ocasiones, la primera de ellas muy clara.

Así las cosas al descanso la Roma sacaba petróleo de un juego racano tan sólo sustentando por un gran central brasileño como es Juan y un extremo izquierdo muy correoso y potente: Mancini. Por lo demás ninguna noticia de Totti en el lado italiano al igual que ninguna de Guti en el conjunto merengue y mucho menos de una defensa que estuvo insegura siempre, excepto cuando la pelota pasaba por Heinze.


La segunda parte, más y peor

A la vuelta de vestuarios más de lo mismo: ataques continuos bien hilados del Madrid y arreones de la Roma al contraataque que hacían temblar a San Iker. En el minuto 58 pasó lo que tenía que pasar, si no matas el partido él te mata a ti. Totti hace su primera aparición y da una asistencia magnifica a Mancini que regatea perfectamente a Casillas. 2-1 y el Madrid con cara de tonto.

A partir de aquí inoperancia total, el tiqui-taca seguía siendo lo mejor del Real pero la Roma, entroncando la tradición italiana, se defendía con uñas y dientes sobre la línea del área grande y todos los intentos de los españoles morían en tres cuartos de campo.

Schuster intentó reactivar el ataque incluyendo a Baptista y a Drenthe y a punto estuvo de funcionar ya que nada más entrar en el campo Drenthe da un pase magnífico a Van Nistelrooy que remata al palo.

Con esto se acabó el partido, minuto 79, con un Madrid completamente negado en ataque y peligroso en defensa, la Roma pertrechada atrás y sin ningún intento de irse adelante a por el tercero.

Todo queda pues para la vuelta pero el Madrid lo tendrá difícil, sobre todo si no apuntala su defensa puesto que un gol en contra en casa sería una eliminación casi segura. Veremos que pasa.